Un aspecto fundamental es el trato personal: hay que dirigirse al paciente por su nombre, y mirarlo a los ojos, esto demuestra atención y confianza. Sonríe y trata al paciente de manera cordial: el estado de ánimo mejora y crea un clima agradable para todos. Las frases “buenos días”, “gracias” o “por favor” deberían ser corrientes en el trato diario. Los empleados también te representan, por lo que deben saber tratar a los pacientes de manera educada. Tanto personalmente como cuando llama para pedir un turno, el teléfono es clave porque suele ser un primer contacto.

Otro tema importante es hacer que el paciente entienda sobre los tratamientos dentales, por eso, no abuses del lenguaje técnico. Hay que ponerse en el lugar del paciente y hablarle sobre el proceso del tratamiento de comienzo a fin en términos que pueda entender, y responder a todas sus dudas de manera que se sienta confiado y sin miedos. No prometas cosas que no puedas cumplir ni hables sobre honorarios hasta que te lo pregunten.
Ofrécele al paciente diferentes maneras de comunicarse con vos en caso de dudas o emergencias, y no está de más disponer de varias formas de contactarse con él.

La clínica dental es un reflejo del dentista y su calidad como profesional, por eso debe estar limpia y ordenada. La planificación es muy importante, por eso trata de evitar tener una sala de espera llena de gente, es más un signo de falta de organización que de éxito. Por eso, organiza bien tus citas, y trata de ofrecer más que las típicas revistas para que la espera sea más amena. O al menos si se trata de revistas, que sean de este año.
Un paciente contento con el servicio recibido no solo vuelve, sino que lo recomienda, un factor importante para promocionar la clínica dental y ganar más pacientes.